martes, 29 de diciembre de 2009

CORRIENDO JUNTO A SAN SILVESTRE

_____________ Norberto García Hernanz
Y para acabar el año, nada mejor que estirar las piernas y sumarnos al río de gente que invadirá las calles principales de Segovia, para terminar el año "en plan saludable". Las Navidades suponen un parón en la actividad cotidiana del año, y es tiempo de reflexionar, de divertirse, de hacer balance, de proponerse nuevas actividades... Romper la rutina y apuntarse a la San Silvestre, es una buena forma de mostrar que queremos comenzar positivamente 2010 y allí enfrentarnos con lo que él nos tenga reservado. Así que ¿qué hacéis que no os estáis apuntando ahora mismo? ¡FELIZ SALIDA Y ENTRADA DE AÑO NUEVO 2010!

sábado, 12 de diciembre de 2009

Sobre el árbol de la vida


Editorial______________
Una buena forma de felicitar la Navidad. En este caso no se trata de un abeto, sino del árbol de la vida; aquel del que provenimos y del cual somos una trémula ramita vulnerable, que se ha arrogado la patente del invento, con prepotencia supina. Solamente 150000 años nos contemplan humanos y cromagnones, mientras la vida lleva aquí pululando terráquea y eucariota, unos 2000000000. Buen adorno navideño que nos ayude a reflexionar sobre esa vida que hay que defender. ¿A toda costa? ¿Totalmente y sin excepciones?. ¡Feliz Navidad!

lunes, 7 de diciembre de 2009

HOME


Editorial_____________

De vuelta a casa de un viaje a la capital, una somera reflexión. Ante tanta oferta video musical y tanto bet-seller agotado por la oferta, solicito información en unos grandes almacenes, sobre el documental "HOME", pensando en hallarlo agotado a su vez, dado el enorme despliegue visual de él, del que se hace ostentación en "todos" los monitores televisivos de la sección de Imagen.
Ante mi sorpresa, se vende en un apartado mostrador, y con excedente sobrado, al precio de 4,95 € (En internet lo podéis ver gratuitamente por deseo expreso de los productores http://www.youtube.com/watch?v=SWRHxh6XepM) Resumiendo: la fantasía se demanda con avaricia; la verdad y el milagro palpable de la vida, cuesta más digerirlo y aunque lo exhibimos como propaganda, nos preocupa asimilarlo y entenderlo. Así somos y así nos gusta caminar, de espalda a la realidad que nos rodea. Quizá no a todos, pero sí a bastantes.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Con la luz pura la luna llena brilla.


Santiago López Navia

Aquella noche de 1994 en la que llevaba a casa a Paul Naschy tras una inolvidable conferencia en la universidad me equivoqué de camino. Mucho más atento a la conversación que a la carretera, cuando me quise dar cuenta estaba muy lejos de la calle del barrio de Argüelles en la que Paul –Jacinto Molina en el siglo– tenía su templo. Cuando le confesé mi despiste me contestó con su peculiar sentido del humor: “No pasará nada si llegamos antes de que salga la luna llena”. Hasta en esos momentos era evidente que Paul Naschy vivía intensamente su identidad de gran personaje, igualado con derecho propio a los que en la gran pantalla encarnaron otros dioses del panteón fantaterrorífico –como él mismo denominaba al género– de la talla de Boris Karloff, Bela Lugosi o Cristopher Lee, cuya amistad frecuentó.

Conmovido por su muerte, redescubro ahora algunos pequeños tesoros de su amistad: no otra cosa son para mí el ejemplar dedicado de su libro Crónicas de las tinieblas (1994) o las copias en VHS de las películas que él me grabó personalmente con aquella generosidad que le hacía aceptar, incluso, papeles en películas de realizadores prometedores e incipientes que no podían pagar su colaboración, y ahí está, para recordarlo, su magistral papel de Satán en el brillante cortometraje El ángel más caído, de Iván Bouso (1996). Convencido de lo que todo esto supone, y con permiso de Lovecraft, se me ocurre pensar que hay algo de profético en el título de la película en la que representa su último papel, La herencia de Valdemar, que se estrenará en enero próximo sin que él pueda disfrutarlo.

En su triple condición de actor, director y guionista, Paul Naschy fue el cineasta más completo del género en España, y uno de los más fecundos y activos del panorama internacional. Luchador infatigable, fue capaz de sobreponerse, no sin dolor, a las caídas y a la ingratitud, compensadas sin embargo con el bálsamo que para su trayectoria supusieron los muchos premios internacionales que mereció su aportación, menos valiosos para él que el reconocimiento de su país, que siempre reclamó. Baste decir que Paul Naschy nos ha dejado sin algo tan justo como un premio Goya por toda su carrera, que lo ha convertido en un actor y realizador de culto en el extranjero. No es esa la suerte que habría merecido un pionero que ha legado a la historia del género títulos tan notables como La noche de Walpurgis (1970), El huerto del francés (1977) o El caminante (1979), entre tantos otros.

Mi trato personal con Paul en la segunda mitad de los noventa, que guardo en mi experiencia como un regalo, me reveló algunas de las dimensiones más importantes de su personalidad fascinante. Creo que la más sobresaliente de todas era su criterio, sancionado y autorizado por un conocimiento profundo de todos los ingredientes –literarios, históricos, culturales y por supuesto cinematográficos– del tipo de cine que magistralmente cultivaba con el mérito del artesano obligado a las servidumbres de los presupuestos más modestos. No era menos importante su enorme energía, arropada por la fortaleza física de quien fue campeón de halterofilia y extendió su vida deportiva hasta el punto de que, como él mismo me contó en su día, bien cumplidos los sesenta años y desafiando las prescripciones médicas que pesaban sobre su corazón ya entonces amenazado, se fue a Australia a competir en un campeonato de power-lifting con la alegría de un veinteañero. El espectador atento apreciará esa vitalidad en el entusiasmo y el derroche físico de su interpretación cinematográfica en la que, prescindiendo de dobles, se arriesgaba hasta el punto de sufrir lesiones graves que no bastaban para parar los rodajes.

En la filmografía que cierra el libro colectivo El hombre lobo insólito, la magnífica recopilación de cuentos de licántropos publicada en 1993 en Timun Mas, Leonard Wolf se equivoca cuando dice que, a diferencia de otros monstruos, al hombre lobo le falta una identidad, y se equivoca porque el nombre propio del licántropo por excelencia es Waldemar Daninsky, el magnífico monstruo creado por Paul Naschy con mucho de héroe y poco de villano, capaz de deponer su ferocidad ante la fuerza del amor. Y hoy, claro, es luna llena, y las palabras inolvidables y terribles con las que Madame Ouspenskaya profetiza la maldición que pesará sobre Laurence Talbot en El hombre lobo de George Waggner (1941) nos siguen advirtiendo sobre la consecuencia de la floración del acónito cuando la luz lunar impone su majestad, y el corazón puro de Waldemar Daninsky nos recordará siempre cuánto hay de humano y de entrañable en esos monstruos que creamos los hombres para justificar y disimular nuestra mezquindad. Por eso hoy tienen un especial sentido los tres últimos versos que cerraban el poema que le dediqué a Paul hace tres años en mi libro Sombras de la huella:
“Yo siempre he dicho
que aquel hombre lobo
era buena gente”

Santiago López Navia

martes, 1 de diciembre de 2009

ESPIDO FREIRE, EMBAJADORA DE SEGOVIA 2016


_____________Editorial
De vez en cuando hay loterías sociales (las más normales son las monetarias) que les tocan a ciertos colectivos ciudadanos. Suelen ser deportivas en su mayoría y así vemos que un Perico Delgado ganando el Tour de Francia, eleva la popularidad de ciudades, incluso de regiones, como la nuestra. Ocurrió con Soria y el Numancia y creo que Teruel, aún está a la espera de que una suerte similar la saque del anonimato en el que está sumida. (Bastaría un campeón de fórmula uno, por ejemplo). Pero en este caso, nos vamos a referir a la lotería social, de carácter cultural que le ha tocado a Segovia, con el "enamoramiento" que le ha comenzado a profesar Espido Freire y que en este caso ha desembocado en su aceptación del título de Embajadora de Segovia para el 2016. Estamos seguros, que esta pseudo-alianza, establecida, no nos traerá nada más que buenas noticias, si le añadimos su compromiso cultural en la Alquería de Tizneros. Gracias, desde aquí a su apoyo y buena voluntad mostrada y sigamos soñando con el objetivo 2016.