Sí que parecía, hasta el momento, poco debatido el final de la vigésima etapa de la Vuelta Ciclista a España. Sobre todo teniendo en cuenta el PORN y el emplazamiento de dicho final dentro del futuro Parque Nacional de Guadarrama.
Por eso, me extrañó que no hubiera ostensible oposición, desde un principio, al proyecto, después de las declaraciones de Perico Delgado hablando de la ilusión del ciclismo español por llevar a cabo esa meta en la Bola del Mundo, o las de Javier Guillén, director de la Vuelta, por llevar a término el deseo del anterior, Enrique Franco, en el sentido de conseguir lo que todos los aficionados al ciclismo, alguna vez en nuestra vida hemos soñado llegar a ver.
Antes o después era probable que se produjera un comunicado como el reciente de Eduardo Martínez de Pisón; Santiago de Mora-Figueroa, Marqués de Tamarón; Juan Luis Arsuaga y Antonio Sáenz de Miera, pienso que cargado de coherencia, en el sentido de censurar la iniciativa, por ser una agresión al medio ambiente fundamentalmente y debo confesar que cuando yo supe la noticia, tuve el mismo sentimiento de rechazo.
Se enfrentaban no obstante, en mi fuero interno, las preferencias por el futuro ecológico deseable de nuestra sierra, con la ilusión medio infantil atesorada durante años de que aquí mismo, en Segovia, se patentizara un Angliru, un Mortirolo casero, que rivalizara con los grandes puertos de las Vueltas ciclistas.
Ahora, estando ya a las puertas del evento, o quizá, para quien esto lea, en fechas posteriores, quiero dejar constancia de mi cambio de opinión y de la justificación de dicho cambio.
Pienso que los experimentos no traumáticos, como éste, deben ser hechos por lo menos una vez y sacar conclusiones sensatamente. (Recuérdese la polémica, en sentido parecido, con la subida a los Lagos de Covadonga, la prohibición posterior y la continuidad de esa Etapa, como indudable escaparate propagandístico para los Picos de Europa y Parque Nacional de los Picos de Europa).
Todo está preparado para que el paraje de la Bola del Mundo quede limpio y he comprobado que no se ha tocado el pavimento existente en la subida, ni añadido ningún elemento diferente del ya existente (que si ha aumentado, y hasta en exceso, en el mismo lugar, para la práctica del esquí).
Por lo tanto, estoy a favor de esta única y, quizá, última celebración de un sueño, antes de que las protecciones ecológicas impidan su celebración. Veamos realizado, aunque sea en una sola ocasión la ilusión de ver cómo el pelotón se desgaja en un último esfuerzo por “gatear” sobre dos ruedas por esa pendiente increíble, tomemos fotos, grabemos videos y, finalmente, volvamos a la sensatez de dar a lo natural naturaleza.
Por cierto, y dicho cariñosamente a los firmantes del comunicado citado: “Los que nos hemos zurrado por las carreteras con la bici, sabemos que no tiene nada, pero nada, que ver la alternativa de Valdesquí, con la que se va a realizar”. Ni por dificultad, ni por el significado simbólico. Un saludo a todos y disfrutemos este maravilloso y casi surrealista final.
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