
Está bien. No me importa trabajar hasta cuando pueda, teniendo en cuenta que mi trabajo de profesor me gusta, pero estoy oyendo que habrá que contemplar las diferencias entre por ejemplo "dar clases" y "estar en el andamio". Y digo yo, que también estoy de acuerdo, salvo que en mi caso, que es el primero, habrá que ponerse a evaluar seriamente el deterioro mental. Ese también cuenta ¿no es así? Así que mi sugerencia, que no llegará muy lejos, teniendo en cuenta lo solitario de mi reivindicaciones, sería tomarse en serio lo de la disminución de la jornada docente a partir de, digamos, los 57 ,y así tener la cabeza, suficientemente ordenada para los otros diez restantes. ¿Podría ser? Igual podría hacerse para aquellas profesiones que física o mentalmente nos dejen hechos polvo a elevadas edades.